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Desarrollos tecnológicos en la cadena de valor fotovoltaica de silicio cristalino

Nos encontramos en un momento en el que la energía solar, y en especial la fotovoltaica, ha
llegado a ser una energía competitiva, que, cuando menos, rivaliza en costes con otras
energías, tanto renovables, como nucleares o fósiles. A esto se le añade su capacidad de
accesibilidad y modularidad que la hace la más competitiva en ciertas localizaciones. Es
necesario recordar que en 2007 el módulo fotovoltaico se pagaba a más de 3,5 $/Wp
(pvXchange, 2008). Actualmente nos encontramos en unos costes de producción de 0,3$/Wp
y un precio de venta del módulo de aproximadamente 0,37 $/Wp (Shahan Z., 2018), es decir,
ante una reducción en el precio de casi un 90%, como puede verse en la Fig. 1.
Para evitar que los factores especulativos, proteccionistas o de mercado enmascaren la
tendencia de costes a la baja de esta energía, hablaremos más adecuadamente del coste de
producción del módulo fotovoltaico cristalino. En esa reducción de costes, la industria
fotovoltaica intervino en toda la cadena de valor. Pocas veces se ha visto de una manera tan
evidente cómo los avances en investigación se implementaban satisfactoriamente y de
manera tan inmediata en la industria, consiguiendo lo que tenemos en nuestros días: una
energía limpia y barata que, a pesar de los ataques recibidos y sin necesidad de subvenciones
ni primas, es ahora accesible a todos.
Fig. 1. Precio medio del módulo fotovoltaico desde el 2016 hasta la actualidad.
A parte del precio, otro de los argumentos esgrimidos en contra de la solar fotovoltaica ha
sido que se gasta más energía en producir un módulo fotovoltaico que la que el módulo
devuelve a lo largo de su vida, lo que se conoce como el retorno de energía. Recientes
estudios tienen en cuenta toda la energía utilizada para la fabricación, transporte, instalación,
sustitución de equipos defectuosos y desmantelamiento y la comparan con la energía devuelta
por el módulo, considerando una degradación anual promedio de potencia de 0,7%. Estos
datos arrojan una devolución de energía del módulo instalado de 3,4 años. Y lo que aún es
más importante, la devolución en huella de carbono es de tan sólo 1 año. Teniendo en cuenta
una vida de más de 30 años es fácil darse cuenta de que esta energía arroja un balance más
que positivo (de Simón-Martín M. et al. 2017)
En este artículo vamos a exponer cuales han sido algunos de los desarrollos tecnológicos que
han sido capaces de llevar la fotovoltaica a la situación actual y cuáles son las tecnologías
que imperan hoy en día en la industria. Así, el presente documento se dividirá en cada uno
de los pasos de la cadena de valor, desde la purificación del silicio metalúrgico hasta la
fabricación del módulo fotovoltaico.

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